lunes, 4 de junio de 2007

La altura no mata


Es una barbaridad la determinación de la FIFA que no reconoce ni sus propios principios que sirvieron para su creación. En efecto, la carta constitutiva de la FIFA determina entre sus principios la Universalidad, la Solidaridad y la No Discriminación, pero infelizmente actúa en contra de esos principios, habida cuenta de que su Estatuto, que lo consideramos como una especie de Carta Magna (Constitución Política del Estado), no debería ser vulnerada, pero con el estilo de los hombres que manejan el poder político, infelizmente también la violan.

La última determinación de la FIFA, por la que se prohibe la práctica del fútbol sobre los más de 2500 metros del nivel del mar, no sólo que la podemos considerar como un atrevimiento, sino simplemente como un desconocimiento a los estudios médicos que en muchos años demostraron que la práctica deportiva en la altura no mata, pero también es fundamental señalar que, así como implica algunos inconvenientes en el rendimiento, lo propio ocurre cuando el deportista de la altura tiene que actuar en el llano o en la costa.

Parece que los progenitores de aquel atrevimiento no tuvieron en mente la otra cara de la medalla, que es la que nos permitimos anotar, y solamente consideraron la que les convenía, suponiendo que se pretende mantener supremacía sobre las selecciones o las instituciones que hacen deporte en la altura, y el mejor mecanismo es el de aquella prohibición.

Lo que más nos llamó la atención es la postura del deportista brasileño Edson Arantes Do Nascimento (Pelé), quien muy suelto de cuerpo apoya ese atrevimiento, y no tiene el valor moral de reconocer que cuando vino a La Paz con el Club Santos de Sao Paolo, se dio el lujo de introducir el balón al arco boliviano mediante una “chilena”, sin que jamás hubiera sentido los efectos de la altura; contrariamente, alabó la recepción que el pueblo paceño le tributó, reconociendo de esa manera que la práctica del deporte en la altura no debe tener detractores.

¿Dónde está la universalidad del fútbol, si por ella son organizados torneos de carácter mundial? ¿Dónde está la solidaridad, si este principio obliga a quienes ofician de dirigentes a aplicar la cooperación entre todos sus afiliados? Y finalmente, la discriminación se la debe entender no sólo en cuanto a raza, línea ideológica, creencia religiosa, sino fundamentalmente en relación con el territorio en el que se practica deporte.

El Estatuto de la FIFA debe ser de cumplimiento obligatorio por todos sus miembros, pero la actitud discriminatoria hace que se perciba la influencia de los que siempre se han considerado “intocables” (caso Brasil, Argentina), pero que cuando cambian de escenario, la respuesta deportiva no es la misma que en su territorio. Lo propio ocurre con la gente de la altura que, si bien responde positivamente en su habitat, el rendimiento no es el mismo cuando se cambia de escenario.

También es pertinente observar que aquella decisión no tuvo un fundamento científico, como lo denunció el Lic. Mauricio Gonzalés, Presidente de la LFPB, quien dijo claramente que sólo se trata de una recomendación por la necesidad de realizar una investigación exhaustiva para obtener un máximo de pruebas científicas a fin de salvaguardar a los jugadores.

Es que no se puede tomar decisiones de aquel nivel, apoyados en simple recomendación de dos médicos, pero que tampoco tiene conclusiones de orden científico, con el agravante que dicen que el mal de altura es individual y que no se atreven a hacer una recomendación general.
¿Será realmente un apartheid deportivo? ¿O simplemente se pretende continuar con la comercialización del fútbol, para que sus actores, que se consideran dioses, sean los únicos protagonistas del mismo?

Lo evidente es que la FIFA se ha convertido en un monstruo que deja chiquita a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), y que está manejado y manipulado por un pequeño grupo que se ha hecho dueño del mismo por los siglos de los siglos. Para concluir, el señor Joseph Blatter que había jurado hacer respetar la práctica del fútbol en la altura, porque dice ser oriundo de la montaña y, en su concepto, no hace daño la altura, se desinfló como un “blader” ante la presión de Grondona y Texeira, que se consideran dueños en Sudamérica, a los que los países afectados tienen la oportunidad de desaforarlos de la CONMEBOL previamente, para luego desafectarlos de la FIFA. Esto es viable y se tiene los mecanismos de presión coyunturales, como aquel de no asistir a la Copa América, que en unos días más debe ser inaugurada en Venezuela, así como acudir ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU.

Santiago Berríos Caballero
Extractado de EL DIARIO jueves 31 de Mayo

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